En la década de los 80 recibir un diagnóstico de sida era una sentencia de muerte debido a que no existían medicamentos. Sin embargo, hoy en día, existe una buena cantidad de tratamientos antirretrovirales que permiten a las personas que viven con el VIH no enfermar de sida. La infección se puede controlar pero de ninguna forma puede el tratamiento proteger de otras enfermedades. La vida siempre ha sido frágil, no solo en materia de salud sino ante eventuales accidentes o por la violencia.

Es importante subrayar que la mortalidad por sida no ha disminuido en México, pero también que se puede vivir con VIH si la infección está controlada y se desarrollan hábitos que mejoren la calidad de vida.

En este sentido, es fundamental la adherencia a los medicamentos los cuales deben tomarse todos los días, de por vida o hasta que llegue la cura. También es fundamental llevar un estilo de vida saludable, con una buena alimentación, actividad física, descanso suficiente y sin abuso en el consumo de sustancias, aunque lo ideal es suprimirlas, incluido el cigarro y el alcohol. 

Es importante mencionar que la mortalidad por sida es un indicador de varias circunstancias que es necesario identificar para seguir bajando la tasa anual de defunciones por este motivo. Principalmente el diagnóstico tardío, el no inicio de tratamiento o su suspensión e incluso el desarrollo de resistencia viral a los antirretrovirales, pero igualmente la falta de monitoreo clínico que dejaría pasar los primeros síntomas de enfermedades relacionadas o distintas que, definitivamente, los antirretrovirales no van a detener. En la mortalidad por VIH y sida hay un importante registro de comorbilidades que también ocasionan el deceso.